La gerencia exige cualidades individuales innatas a pesar de que el líder posea formación básica profesional, cuya principal función es integrar recursos, platear metas alcanzables y coordinar las actividades.
El gerente debe estar en constante formación con la finalidad de lograr el equilibrio entre las áreas cognitiva, emocional y conductual. Por otro lado, es necesario pensar, decidir y actuar para alcanzar el liderazgo influyendo en su equipo de trabajo.
La gerencia es un cargo que ocupa una persona dentro de una empresa, además es el proceso de seleccionar políticas de estrategias de acción administrativa y también es sinónimo del ejercicio de autoridad sobre la vida de los trabajadores.
Las funciones principales de una gerencia son: la planificación, la organización, la dirección y el control de las actividades que estén bajo su supervisión.
La gerencia efectiva debe estar basada en el liderazgo, donde la persona que asuma el compromiso voluntario debe ser formadora, facilitadora, distribuir las actividades, mantener la visión y plantear estrategias, centrarse a la calidad del servicio y al cliente, estimular la interdependencia, respetar, honrar y respaldar la diversidad, aprender e innovar continuamente y ser globalmente competitivos.
El liderazgo es el proceso de dirigir e influir en las actividades con relación a las funciones de los miembros de un grupo y juega un papel importantísimo a la hora de presentarse una situación que amerite su control.
Gerencialmente, existen muchos procesos que se llevan a cabo y el liderazgo es la piedra fundamental; de un buen liderazgo se originan diferentes situaciones. La planificación, la toma de decisiones, la comunicación, el trabajo en equipo, las emociones, la creatividad o la innovación y la motivación forman parte de los procesos gerenciales y causan un efecto dominó a la hora de planificar estratégicamente la solución a un problema.
Principalmente la creatividad o la innovación hacen posible realizar un cambio planeado, ya que es el esfuerzo sistemático para rediseñar una organización de tal manera que la ayude a adaptarse para lograr nuevas metas.
Cuando se plantean nuevas metas, normalmente se necesita romper un paradigma porque los cambios del medio ambiente amenazan la supervivencia de la organización, los cambios del entorno ofrecen nuevas oportunidades para prosperar o porque la estructura de la organización está retrasando su adaptación a los cambios del entorno.
Finalmente se puede concluir que romper paradigmas dentro de una organización es inevitable para mejorar el desempeño organizacional, los cuales pueden llevarse a cabo en el personal, en la tecnología, en cambios de estructura o en cambios tecnoestructurales. Sin embargo, cualquier cambio dentro de una organización debe ir de la mano con la calidad ya que es un esfuerzo completo de toda la empresa mediante el acoplo total de toda la fuerza de trabajo con un enfoque de mejora continua que las empresas utilizan para lograr la satisfacción del cliente.