ARTÍCULO DE CARMEN SERRANO

Paradoja del paradigma de Joel Barker
             Los paradigmas se cambian, y son descubridores y pioneros de nuevos paradigmas los que se encargan de presentarnos nuevos mapas, nuevos esquemas, nuevas verdades irrefutables en ese momento, pero que no tienen garantizada su permanencia porque en su naturaleza encierran al CAMBIO. Como señala Barker, los paradigmas también se reflejan en reglas y reglamentos que nos condicionan en nuestras capacidades de hacer o no hacer, por lo cual en cualquier momento las reglas cambian y volvemos al punto cero. No se trata de reducir o de dar valor relativo a todo, sino de aceptar que el cambio es un elemento permanente en la naturaleza de la que formamos parte.

            Se pretende que cada individuo construya sus propios paradigmas o se una a paradigmas descubiertos por otros sobre la base de la razón y de los principios elegidos libremente. La realidad nos demuestra que pocos descubren nuevos paradigmas, pocos son pioneros porque la gran mayoría solamente acepta los paradigmas sin mayor reflexión ética ni razonamiento intelectual. Muchas veces no nos incomodamos en pensar que podemos y debemos romper con viejos paradigmas que nos reducen el ejercicio responsable de la libertad.

            La dinámica del cambio no permite que todas las personas sean descubridoras de nuevos paradigmas como dice Joel Barker, entonces se debe comprometer la vida en ser pioneros de paradigmas, es decir personas con las siguientes características:
􀂃 Que sepan utilizar la intuición o capacidad de sentir algo sin que esté presente y que logren tomar las decisiones adecuadas con poca o ninguna información disponible.
􀂃 Que basados en su intuición, pero orientados por principios sólidos tenga el coraje de seguir y ejecutar sus decisiones.
􀂃 Que se comprometan con el tiempo sobre la constancia venciendo los fracasos y reconociendo los errores.
            Un verdadero líder educativo es el que perturba nuestra seguridad, nos desafía, incitándonos a la exploración y animando el esfuerzo. El maestro transformante percibe cuándo el aprendiz está dispuesto a cambiar y ayuda a su discípulo a responder a necesidades más complejas, trascendiendo los antiguos moldes una y otra vez. El auténtico maestro es también un aprendiz, y es transformado por la relación de liderazgo que ejerce.  El líder educativo democrático es un maestro abierto, que establece con sus alumnos una relación de resonancia, capaz de sentir sus necesidades, conflictos, esperanzas y miedos inconfesados. Este tipo de maestro respeta siempre la autonomía del aprendiz, empleando más tiempo en tratar de ayudarle a formular y resolver sus preguntas más urgentes, que en exigirle respuestas "correctas".

            Un liderazgo educativo consiste en la visión de ayudar a las y los docentes a reconocer sus más profundos sentimientos y motivaciones, para que miren en su interior en busca de su propia auto-conciencia. Ello hace surgir un profesor/a líder, que con amor y preparación hace que el proceso educativo se convierta en una actividad dinámica, expresiva y transformante. Es imposible construir un mundo más humano y amoroso, a menos que uno mismo haya conseguido previamente convertirse en alguien sumamente humano y amoroso. De la misma manera, la educación puede transformar la cultura, pero sólo en la medida en que se hayan transformado sus educadores. La educación no puede cambiar si los docentes no cambian. Por ello surge la necesidad de líderes capaces de concienciar a los profesores de la conducta y las actitudes, frente a sí mismos y frente a sus alumnos, que observan cuando están en clases. Ya sea que se utilice la auto-observación, la grabación fílmica o la evaluación de los estudiantes, se pueden detectar actitudes positivas y negativas.
           
Por lo tanto, el cambio educativo debe centrarse en la ciencia como proceso de construcción unido a otras formas culturales como el arte, la religión, la filosofía, donde se puedan compartir valores que fortalezcan y ayuden a construir una identidad nacional.